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EL INTERMEDIARIO

Profesionales

Paro directivo...¿Hay solución?

Hoy han aparecido nuevos datos del paro registrado. En Abril, hay casi 40.000 personas más “apuntadas” en el INEM. Las fuentes oficiales se han encargado de resaltar que sólo es un 1,1% más que en Marzo…Claro que como sigan así, llegará un momento en que 100.000 parados nuevos serán sólo un 1% de aumento….Basta que el mes anterior haya 10 millones de personas sin trabajo para que eso suceda.

Pero no es mi intención, en este post, opinar sobre si ese número de desempleados es alto o bajo. Creo que, como otras veces he dicho, perder el trabajo es una pena para cualquier persona que no lo haga voluntariamente.

De lo que hoy quiero hablar es de las consecuencias del despido masivo de directivos  que se está llevando a cabo en España. Algunos head-hunters me cuentan que, de los empleados con sueldos mayores de 60.000 euros anuales, el 50% ha sido ya despedido.

La primera consecuencia es la económica, procedente de la falta de ingresos. En el caso de directivos, normalmente indemnizados, este problema no es tan grave como en otros tipos de trabajadores. Por mi experiencia y lo que me han contado otros, un directivo entre 40 y 50 años cuenta, normalmente, con unas “reservas” que le permiten mantener el mismo nivel de vida a él y su familia entre 2 y 3 años sin contar con ninguna retribución durante ese tiempo.

Una segunda consecuencia es la desocupación. Rápidamente, el ya ex-directivo tiene que fijarse una disciplina que le haga sentir útil y ocupado. En primer lugar, por supuesto, tiene que dedicarse a buscar un nuevo puesto de trabajo…pero, como esto no ocupa todo el día, otras actividades deben encontrarse bien sean de formación (el saber no ocupa lugar), domésticas (llevar los hijos al colegio, etc.) o, simplemente, de ocio (mejorar nuestro golf, leer, etc.). Idealmente, tener la posibilidad de hacer colaboraciones profesionales como dar clases, desarrollar proyectos,… mejora mucho la situación.

La proximidad a la profesión de cada uno es básica. Como decía, bien con formación o bien colaborando profesionalmente, hay que mantenerse ahí sino se quiere correr el riesgo de convertirse en arqueólogo…Hoy más que nunca, en que los tiempos para encontrar un nuevo trabajo se sitúan entre los 6 meses y los 2 años.

Simultáneamente con lo anterior, desde un punto de vista del conjunto de la sociedad, es tremendo comprobar la cantidad de conocimiento que se pierde en situaciones como la actual. Toda la experiencia acumulada por las personas en su función directiva desaparece cuando son forzados a dejar de trabajar. Hay casos como el cierre y despido de la oficina técnica española entera de una empresa  multinacional y el traslado de su actividad a otro país.

Por último, también hay consecuencias sociales. Por una parte, la tendencia a esconder una situación “rara” (aunque cada vez menos) puede llevar a un aislamiento social nada beneficioso y, por otra, la imposibilidad de realizar ciertas actividades con tus amigos y colegas porque ellos están trabajando a esas horas (aunque, también, cada vez menos). Hay que quitarse la sensación de ser un “chico nuevo en la ciudad” y entender que se forma parte de una comunidad, desgraciadamente, cada vez más amplia de personas que no tienen trabajo.

Una de mis conclusiones es que la figura del directivo con contrato fijo es una especie a extinguir. Ya no volverá más el “chollo” de los 100.000 euros fijos al año más los 30.000 de bonus que se cobraban siempre (muchas veces multiplicados por 1,5 porque todo iba mejor cada año) más el coche de empresa (mínimo A4) más la Visa sin control estricto más…

Y, si todo lo anterior no me gustaba del todo, me despedían con 45 días de sueldo por año trabajado y…si me iba voluntariamente, también me indemnizaban con un buen montón de dinero e, incluso, en algunos casos, en la nueva empresa se entraba con la antigüedad acumulada en la anterior.

Nuevas formas tienen que llegar irremediablemente. Reducir las indemnizaciones o, mejor en el caso de los directivos, gravando con el 50% de IRPF cualquiera que supere, por ejemplo, los 80.000 euros y el indemnizado tenga menos de 60 años.

Otra posible, que ya ocurre en algunos países de Europa, es el desincentivar fiscalmente el renting de coches de gama alta por parte de las empresas.

Reducir la parte variable (bonus) en los sueldos más altos puede ser otra opción.

Nuevos tipos de contrato tendrán que ser desarrollados para que incentiven tanto a “la parte contratante como a la contratada”.

Algo habrá que hacer para solucionar la situación de muchos directivos en paro...porque, a estos, no se les "arregla" con gasto público, ni fondos municipales, ni nada parecido. Si alguien tiene alguna idea....

En cualquier caso, desde aquí, mando mucho ánimo a todos aquellos que están atravesando por una situación temporal de desempleo con la seguridad de que algo mejor vendrá en un futuro…no muy lejano.

Malos tiempos

Ya sé que forma parte de mi trabajo, ya sé que lo he tenido que hacer otras veces,…pero despedir empleados es uno de los peores momentos de la vida empresarial.

La crisis actual ha traído un descenso de actividad y de negocio que, aparte de otras medidas, hace inevitable la reducción de gastos de personal.

Ayer, despedimos a tres personas, se lo tuve que comunicar yo… y se pasa muy mal. A aquellos que tienen que abandonar la empresa se les saltan las lágrimas y a los que nos quedamos... también.

Y es que detrás de cada trabajador hay una historia humana que hace muy duro el despido. Y más en una empresa que, aun perteneciendo a una multinacional, es de pequeño tamaño donde despides a personas con las que unos días antes estabas compartiendo mesa y mantel y de las que conoces su situación personal y familiar.

Y lo peor, para mí, en los tiempos que corren, es el día de mañana del que se ha quedado sin trabajo... porque, como nuestros gobernantes han terminado con todo, se lo han gastado todo y, todavía, dicen que la solución es gastar más, las oportunidades de encontrar un nuevo empleo son bajísimas.

Tan pocas esperanzas hay de  conseguir un nuevo puesto de trabajo que nadie me habló de cartas de recomendación, referencias en caso de que nos llamen o nada parecido…la única preocupación es si van a cobrar el subsidio de desempleo, durante cuánto tiempo, etc.

Es muy triste pues a los que son jóvenes, entre 25 y 35 años, ya se les ve desanimados porque, me dicen, muchos de sus amigos y conocidos ya están desempleados. Y los que son mayores, piensan que no van a encontrar otra ocupación en mucho tiempo o... nunca.

Entre Carla Bruni y el “clásico” Madrid –Barça nos están intentando distraer, pero la situación está empeorando día a día…Así, mi amigo Marc Vidal escribía hace unos días lo siguiente:

Ha llegado el momento de la verdad. La precrisis está a punto de terminar y la crisis de verdad ya asoma. A mediados de año veremos su rostro con cierta claridad y a finales, como hemos dicho desde hace tiempo, la hostia va a ser bonita. Se acabó el tiempo de hablar y ser ineficaz. La gestión de los recursos existentes pronto impedirá regalar millones de euros a todo Dios. El Estado de excepción económico no es otra cosa que apartar a los políticos de la dirección de todo esto y dejar que nos saquen del hoyo verdaderos profesionales ajenos a las ideologías. Un gran pacto de Estado será imprescindible pero sólo será útil si lleva implícita la gestión por parte de economistas objetivos. Ya no sirve la izquierda ni la derecha. Zapatero puede decir misa pero los subsidios ya no ayudan. Cada euro que se gasta en pagar un día de paro es un euro que se deja de gastar en crear empleo. Reflotar este país va a ser tan duro que muchos no lo verán. Es momento de asesinar las ideologías, es momento de sumar. Y es que digan lo que digan los datos son muy jodidos. Ellos hablarán de que pinta bien, que estamos en el buen camino, que el paro remitirá y que las medidas del gobierno empiezan a dar resultados. Nada, puro maquillaje que se aprovecha de una incultura económica cultivada por los habitantes de este país y que así nos va…”

Y hablando de las manos en las que estamos, Marc continuaba: “Pero lo peor ya no son las cifras sino la manifiesta indigencia intelectual de quienes deberían encontrar fórmulas para sacarnos de este barrizal. Es que hace solo 2 meses, uno de los ministros más cómicos de este país, descartaba por activa y por pasiva que llegásemos a los cuatro millones de parados. Solo hace dos meses Corbacho tildaba de interesados en derrocar al gobierno a quienes decían que los cuatro millones ya estaban superados. ¿Qué datos maneja este gobierno? ¿Con que material trabajan para encontrar soluciones? ¿Qué toman para desayunar? ¿Sabían que ya vamos segundos en la liga mundial de países con mayor tasa de desempleo? Nos supera Sudáfrica con un 21%, pero no se preocupen, tenemos los mejores entrenadores para acabar líderes a final de la liga.”

Hablando de ligas, que no se me olvide, el sábado nos “toca” partido grande: ¡Hala Madrid!

Mucho momento flector..., pero, también, Facebook, Linkedin, etc.

Los ingenieros de caminos hemos sido acusados, sistemáticamente, de ser muy corporativistas, defendiéndonos en bloque frente a cualquier ataque o reforma que nos afecte y reivindicando nuestras atribuciones de con fuerza exagerada y de forma conjunta.

No estoy realmente convencido  de que sea así, pero, por otra parte, es agradable pertenecer a un colectivo que mira por los intereses de sus miembros. Como ejemplo, empieza a haber gran preocupación en el Colegio por las cifras de paro dentro de la profesión y se piensa en tomar iniciativas para paliar el desempleo de los compañeros cuando esta cifra se sitúa en el ¡¡¡ 1,75% !!!

Pero lo que sí puedo afirmar es que este corporativismo, en la medida en que exista, se ha quedado obsoleto en cuanto a las tecnologías. Y estoy totalmente de acuerdo con mi compañero Antonio Baamonde Roca, que el último número de La Voz del Colegiado, órgano oficial de los “camineros” hace unas interesantes reflexiones sobre el tema en un artículo titulado Caminos hacia el siglo XXII: Un paso adelante en la sociedad de la información.

Dice el autor que el desarrollo inexorable de las nuevas tecnologías, los ingenieros de Caminos no sólo estamos obligados a adaptarnos cuanto antes a esta transformación, sino que debemos buscar oportunidades de aprovechamiento del enorme potencial que esas tecnologías tienen.

Antonio sugiere la apertura de un portal atractivo de divulgación de nuestras actividades y de nuestro ligado histórico que nos permitiría mejorar la percepción que el resto de la sociedad tiene de nuestra profesión y, también, apunta la posibilidad de desarrollar una red relacional interactiva entre los colegiados que fomentaría la solidaridad (corporativismo “bueno”) entre nosotros.

Aun reconociendo que la tarea de “modernizarse” es individual y de iniciativas tanto privadas como públicas, considera, con acierto, que el liderazgo del Colegio garantizaría el éxito de proyectos como los mencionados u otros que pudieran surgir.

Finalmente, el autor plantea dos ejercicios para iniciados que cito textualmente:

- Ejercicio primero:

  • Ponga en el buscador de Wikipedia las palabras: ingeniería de caminos, puentes, presas, puertos, carreteras, vías férreas, nombres de compañeros de reconocido prestigio, etc.
  • Ponga en el mismo buscador palabras del mismo estilo, pero relacionadas con otras profesiones en castellano, o cambie a la versión inglesa y ponga las mismas palabras, o sus equivalentes, en inglés.

A la vista de los resultados, extraiga sus propias conclusiones.

- Ejercicio segundo:

  • Entre en Facebook y busque grupos relacionados con ingeniería de caminos.
  • Entre en alguno de ellos y observe, en general, las edades de los miembros.
  • Pregúntese: ¿dónde estamos todos los demás?, ¿podría ser interesante y útil una herramienta parecida, pero para el conjunto de la profesión?
  • Mientras reflexiona las respuestas, piense en lo que podría ser nuestra particular “libro de caras” (la Relación de Colegiados), mejorado con la potencia tecnológica de este tipo de redes sociales

La conclusión, si hacéis los dos ejercicios, es que la presencia de nuestro colectivo es testimonial respecto a otros profesionales y que muchos de los miembros de los grupos de Facebook son de estudiantes o recién terminados.

En estos tiempos donde, nosotros los ingenieros de Caminos, estamos siendo “maltratados” de diferentes maneras, nuestra unión, con todos las medios a nuestro alcance, debe ser más fuerte que nunca.

Los maltratos, a los que me estoy refiriendo, son temas como nuestra casi total desaparición de los puestos directivos de las compañías energéticas, la denostación de la profesión por parte de analfabetos como Magdalena Álvarez o la decisión de que la gestión del ciclo del agua quede en manos de políticos de medio pelo, repartiendo los recursos hídricos de la nación como si fueran trozos de tarta.

Así que mi agradecimiento (y, espero, el de muchos otros compañeros) a Antonio Baamonde por recordarle al Colegio su obligación de adaptar su funcionamiento a los nuevos tiempos que estamos viviendo, antes de que otros colectivos nos “coman” el terreno.

Primer trimestre: ¡Suspenso!

La empresa para la que trabajo es una filial de multinacional industrial europea que vende sus productos, en España, desde hace ya bastantes años y a la que me incorporé hace casi dos años.

A pesar de que la empresa había sufrido, en el pasado, múltiples vicisitudes y cambios de directivos conseguimos acabar el año 2008 con dignidad y, aún más importante, con unos pequeños beneficios.

Como la mayoría sabéis, las filiales comerciales de empresas industriales “compran” los productos a la casa matriz a unos precios, llamados de cesión o de transferencia, que marcan el coste variable de las ventas. Básicamente, hay dos tipos de empresas: Aquellas que fijan los precios de transferencia muy bajos (en el límite, igual a los costes de producción) y que obtienen la parte fundamental de las ganancias en la filial y aquellas otras que, por contra, ponen los productos muy caros a la filial local y que, por tanto, generan los beneficios en los centros de producción.

La mía es de las segundas y, por ello, con que “empatemos” a nivel local (alcancemos “break-even”), los accionistas se dan por satisfechos. Si ganamos, se ponen más contentos todavía.

El año pasado, como decía antes, llegamos a nuestros objetivos, no sin dificultades, pero este año las cosas han cambiado.

Como a muchas empresas del sector industrial, las ventas nos han caído en picado y, en lo que va de año, hemos facturado un 40% menos que en el periodo equivalente de 2008…y, no nos podemos quejar, pues muchos colegas me hablan de disminuciones de ventas mayores.

Veamos cómo son las cuentas de la empresa, comparando el primer trimestre del año pasado con el primer trimestre del año en curso, tomando como base 100 el volumen de ventas:

                                         2008                 2009

Ventas                              100                    100

Coste de Productos         -65                     -60

Margen Bruto                     35                      40

Gastos de Personal        -10                     -17

Gastos Fijos                      -20                     -33

EBITDA                                5                     -10

 

El coste variable se reduce por la bajada de precios de las materias primas y el transporte, mientras que los gastos se mantienen constantes en valor absoluto, pero aumentan en porcentaje por las menores ventas.

Traducido a euros. este resultado significa que, en 2008, en el primer trimestre, vendiendo cinco millones de euros, ganabamos doscientos cincuenta mil (el 5%), mientras que este año, con tres millones de ingresos, perdemos trescientos mil euros (el 10%)

En esta situación, no se pueden hacer muchas cosas… A saber:

  • Aumentar la cuota de mercado: Ya hemos aumentado ligeramente, pero el mercado no crece y, además, aparecen nuevos competidores de otros países que tienen excedentes de capacidad productiva
  • Subir los precios de venta: Los clientes no lo admiten (las materias primas han bajado) y es incompatible con los excedentes de producción y nuestras ganas de “robar” mercado a los competidores.
  • Reducir los gastos de personal: Como nadie está dispuesto a bajarse el sueldo, los despidos son la única solución.
  • Bajar los gastos fijos: Ya lo hacemos…Menos comidas, menos móvil menos viajes, etc., pero esto tiene un límite.

¿Hasta cuándo podremos resistir sin despedir? Si esto sigue igual, no mucho… porque, además, nos pagan muy tarde (a más de seis meses las grandes empresa y, aún mas tarde (o nunca), los organismos públicos) y los bancos no nos dan financiación (no se nos considera PYME porque somos pequeños localmente pero muy grandes a nivel internacional).

Al final, no quedará más remedio que prescindir de personas valiosas con las que, además, mantengo una relación personal intensa, ya que no somos muchos… porque la alternativa sería cerrar la empresa y dejar sin empleo a muchos más.

Me consta que este panorama tan triste lo están sufriendo muchas empresas multinacionales en España, pero ya se sabe que “mal de muchos, consuelo de tontos”…y, encima, nos intentan convencer de que Pepiño Blanco es la “gran esperanza blanca”, término boxístico de los cincuenta y sesenta cuando todos los grandes boxeadores, como “Hurricane” Carter, eran negros.

Por cierto, me dicen que en la web del Ministerio de Fomento ya hay 18 fotos del nuevo ministro socialista… No nos molestemos, no puede poner otra cosa que fotos porque su currriculum sólo tiene dos palabras: COU y PSOE.

La Ley de la Contradicción

- ¿Qué dice la Ley?

La Ley de Contratos del Sector Público, de  30 de Septiembre 2007, dice en su artículo 200.4:

La Administración tendrá la obligación de abonar el precio dentro de los sesenta días (2 meses)siguientes a la fecha de la expedición de las certificaciones de obras o de los correspondientes documentos que acrediten la realización total o parcial del contrato, sin perjuicio del plazo especial establecido en el artículo 205.4, y, si se demorase, deberá abonar al contratista, a partir del cumplimiento de dicho plazo de sesenta días, los intereses de demora y la indemnización por los costes de cobro en los términos previstos en la Ley 3/2004, de 29 de diciembre, por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales. Cuando no proceda la expedición de certificación de obra y la fecha de recibo de la factura o solicitud de pago equivalente se preste a duda o sea anterior a la recepción de las mercancías o a la prestación de los servicios, el plazo de sesenta días se contará desde dicha fecha de recepción o prestación.

Y al Ley 3/2004, de 29 de Diciembre, dice en su artículo 7.2 lo siguiente:

El tipo legal de interés de demora que el deudor estará obligado a pagar será la suma del tipo de interés aplicado por el Banco Central Europeo a su más reciente operación principal de financiación efectuada antes del primer día del semestre natural de que se trate más siete puntos porcentuales.

- ¿Qué está pasando?

Valor medio de los días que se tarda en cobrar en los ayuntamientos de algunas comunidades autónomas:

  • Navarra: 1 mes
  • Comunidad Valenciana: 9 meses
  • Canarias: 16 meses
  • Murcia: 16 meses
  • Andalucía: 18 meses

Como estamos hablando de “medias”, esto quiere decir que hay ayuntamientos que pagan con dos años y medio de retraso… Por supuesto, ningun ayuntamiento paga intereses de demora.

¿Para qué se dictan leyes desde el Estado que ni las propias instituciones del Estado cumplen?

Se contradicen entre ellos como en aquella célebre (aunque bastante mala) canción de Beatles titulada Hello Goodbye...

Día Mundial del Agua

Ayer, 22 de marzo,  se celebró el Día Mundial del Agua. Como este año ha llovido mucho y los embalses están bastante llenos, los políticos se han ocupado poco del asunto y las celebraciones han brillado por su ausencia.

Concretamente, los embalses, a nivel nacional, están al 60% de su capacidad con 32.690 Hm3 de agua, frente al 45% (24.400 Hm3) que contenían hace un año…pero, sin olvidar que, en España, el agua está muy mal repartida y mientras en la Cuenca del Ebro, los embalses, están a más del 75% de su capacidad en la del Segura sólo alcanzan el 33%.

Pero había otra razón fundamental para la no celebración del Día Mundial del Agua, a pesar de que nuestro Presidente del Gobierno y otros politiquillos no paren de hablar del medio  ambiente, el cambio climático y asuntos científicos similares donde su ignorancia es casi total.

Y es que este año, la ONU y el resto de organismos promotores, querían llamar nuestra atención sobre los recursos hídricos que cruzan fronteras y, por lo tanto, nos unen.

"Las 263 cuencas y lagos transfronterizos del mundo se extienden a través del territorio de 145 países, y cubren casi la mitad de la superficie terrestre de la Tierra. De la misma manera, grandes depósitos de agua dulce transitan en silencio por debajo de las fronteras en los acuíferos.

Hay suficiente agua dulce para satisfacer las necesidades de todos, sin embargo los recursos hídricos no están equitativamente distribuidos y, a menudo, no son gestionados de manera adecuada. Al día de hoy, muchos países enfrentan problemas de escasez de agua."

Así, el lema de este año, era “Sin importar si vivimos río abajo o río arriba, todos vamos en el mismo barco”… y están los políticos españoles para bromas con este tema.

El trasvase del Ebro a Valencia, Murcia y Almería se derogó y Aragón y Cataluña “blindaron” el río, la Junta de Andalucía se asignó la gestión exclusiva del Guadalquivir cuando reformó su Estatuto de Autonomía, Castila La Mancha quiere cerrar el trasvase Tajo-Segura a Murcia, etc.

Como vemos, cuando el Mundo va en la dirección de compartir recursos, nuestros nacionalistas de “medio pelo” van en dirección contraria tratando de desarrollarse mediante el “puteo” a los vecinos de alrededor y gritando a todas horas ¡el agua es mía!, ¡el agua es mía!, …

Aparte de eso, ha habido algunas buenas noticias durante este largo “puente” de San José. Una, e importante, es que mi rendimiento en el campo de golf ha sido bastante aceptable consiguiendo un buen número de pares y jugando todas las vueltas por debajo de 95 golpes.

Pero como no sólo de golf vive el hombre (ni la mujer que dirían Zapatero, Ibarretxe, etc. sin saber que al decir "el hombre" se incluye a varones y hembras), también, he conocido que Juan Perro, el “alter ego” de Santiago Auserón ha presentado -¿antes de su publicación?- nuevo disco. Dentro de su nuevo trabajo, se encuentra esta canción dedicada a Malasaña que para los que, como yo, tenemos cierta edad y vivimos el esplendor del barrio madrileño del mismo nombre durante la “movida”, nos trae buenos recuerdos.

Gracias, Miguel

Después de más de 20 años en el sector auxiliar de la construcción y el medio ambiente, creo que tengo el deber de contar a los lectores de este blog la situación “delirante” de los cobros a las grandes empresas por parte de las más pequeña.

Pero leyendo el número de Febrero de La Voz del Colegiado, "órgano oficial" del Colegio de Ingenieros de Caminos, he encontrado un artículo que refleja con gran exactitud y objetividad la situación de los proveedores y subcontratistas de las grandes empresas constructoras.

Por ello, he tomado prestada de mi compañero Miguel López-Bachiller la carta abierta al Ministro de Economía que ha publicado en esa revista y que reproduzco, a continuación:

Pago a 180 días

  

Estimado Sr. Ministro de Economía:

Actualmente soy gerente de una PYME (22 empleados, 3 millones de euros de facturación) cuyo trabajo es una unidad dentro de la construcción de carreteras o infraestructuras en general.

Nuestros clientes son las medianas y grandes constructoras que contratan directamente con las entidades públicas (Ministerio de Fomento, Comunidades Autónomas, Diputaciones, Aena,…) y generalmente nos pagan mediante pagarés o confirming a 180 días de la fecha de la factura más el día 15 ó 20 ó 29 del mes siguiente: total, alrededor de 200 días después de la fecha de la factura.

Nuestros pagos: personal y gasoil al contado (50%) y maquinaria (30%) por adelantado. El resto, piezas de repuestos y otros servicios (20%), los hacemos con pagarés a 90 días.

Venimos soportando desde nuestra creación en 1998, como casi todos los subcontratistas, unos contratos en los que no tenemos forma de rebajar el periodo de cobro, hasta el punto de que muchas constructoras prohíben a sus jefes de obra negociar cualquier trabajo con formas de pago diferentes a los 180 días.

En estos días muchos de nuestros clientes han empezado a fijar la fecha de pago 30 días más tarde, con rumores de que incluso quieren llegar hasta 90 días más de lo actual, con lo que el pago final sería a, cerca de, 300 días.

Ni que decir tiene que mientras los intereses estaban en el 3%, el problema no era muy grave, salvo que en esos 180 días, a lo mejor no te llegaba el pagaré y cuando el señor cliente decidía no pagar, había pasado más de medio año, sin ninguna capacidad de reacción por nuestra parte, salvo los tribunales (y entonces nos acordamos de la maldición del gitano: “¡Tengas pleitos y los ganes!”).

La solicitud de créditos a los bancos para el funcionamiento de la empresa era la única vía, pero conseguíamos una respuesta positiva por su parte, con lo que podíamos trabajar.

Esta forma de gestionar los cobros y pagos, llevó a las grandes constructoras a pasar de ser “Constructoras” a simplemente “Gestoras”, fijando su atención, no en el producto que se compraba y vendía, sino en intentar retener en sus manos el dinero que pasaba por ellas, cuanto más tiempo mejor.

Por eso se generaron algunas acciones muy singulares, como por ejemplo, que nosotros tenemos que pagar el IVA recaudado (en nuestra empresa se hacen pagos trimestrales del IVA) sin haberlo recaudado todavía (o sea, que adelantamos al Estado el dinero que nos retrasan las constructoras-gestoras).

O también intentar mantener las retenciones practicadas por nuestros clientes “para responder por la calidad de la obra”, mucho más allá después de haberlas terminado, e incluso poner trabas para su devolución: cualquier pretexto es bueno para no devolver el dinero que se les debe a los subcontratistas y seguir reteniéndolo.

El efecto inmediato se traduce en que toda su organización, incluidos los técnicos, centran también su atención en fijar el coste mínimo con una forma de pago lo más retardada posible. Esto no sería malo, si además se fijaran en las formas de ejecución y tuvieran en cuenta la técnica y otros detalles, como la calidad (me refiero a la calidad de verdad, no a los documentos que dejan constancia de unos hechos para que, cuando venga la visita del organismo certificador de tal calidad, no encuentre muchos fallos) y los resultados a medio y largo plazo de lo construido; pero las personas somos las que somos, y empleamos nuestro tiempo en aquellas cosas que tienen prioridad, y la prioridad en este tipo de empresas hace mucho que dejó de ser la calidad del trabajo bien hecho, sino cómo retener una cantidad de dinero cuanto más tiempo, mejor: a los empleados, técnicos o no, no se prima un buen trabajo, sino un buen resultado económico inmediato, pase lo que pase en la obra, y por lo tanto, al perder interés la técnica, se pierde el oficio, se encarga cualquier cosa basada en un pliego que no se entiende y amarrado con un contrato leonino, no se implican en la resolución de infinidad de cuestiones que surgen en las obras ya que no es ésa su prioridad y siempre tienen la posibilidad de responder “búscate la vida” o “ese es tu problema”.

A veces de nada sirve llegar a acuerdos de cobro inferiores a los 200 días: una vez que se recibe el pagaré correspondiente, ¿quién lo devuelve porque le han puesto una fecha de vencimiento 50 días más tarde?, ¿quién puede ir a los tribunales para hacerles cumplir un contrato (17 folios por las dos caras en muchas ocasiones) firmado por ambas partes?

Y esta forma de proceder, además tiene un efecto secundario no menos importante: las grandes empresas empezaron a insistir a sus trabajadores en que lo importante no era la técnica, sino el tener un cuadro comparativo que les permitiera hacer las obras con el menor coste posible, independientemente de la manera de conseguirlo y el mayor plazo de pago que los subcontratistas fueran capaces de aguantar.

De esa forma lo que se ha conseguido en el panorama actual de la construcción es que, en términos muy genéricos, los jefes de obra, antaño encargados de la buena ejecución de los trabajos, se han convertido en escribanos cuya misión es rellenar papeles para la central y hacer comparativos de no sé qué cantidad de cosas, en muchos, muchísimos casos sin pisar la obra. Ni que decir tiene que la situación ha cambiado radicalmente: los créditos, en el caso de que nos los concedan, ya no son al 3%, sino hasta al 8,5%, y como la situación aprieta a todo el mundo, nuestros clientes se han vuelto más y más reacios a pagarnos en plazos inferiores a 200 días, aunque sus cobros, sobre todo aquellos de las entidades públicas con el presupuesto en orden, a veces no pasan de los 30 ó 50 días.

Y esto no ocurre sólo en nuestra pequeña empresa, sino en los miles y miles que nos dedicamos a ser subcontratistas en el mundo de la construcción.

Seguro que Vds. tienen los datos de los recursos propios y la mano de obra directa que las grandes y medianas constructoras ponen a disposición de una obra y lo que ponen los subcontratistas. Seguro también que tienen muchas más quejas de los 15 grandes constructores que de los miles que al final hacemos las obras.

Seguro que a ellos les harán más caso que a nosotros, y que sus ayudas, en la forma que sean, caerán en sus manos antes que en las nuestras.

Nuestra receta es muy sencilla: obliguen Vds., por decreto ley o como Vds. quieran, a que las grandes empresas gestoras con nombre de constructoras nos paguen en un plazo razonable, como en el resto de Europa como tantas veces decimos: 30, 60 días, 90 como mucho.

Así se arreglarían muchos problemas:

Por una parte necesitaremos menos financiación.

Por otra, no tendremos tantos problemas para encontrar la que buscamos.

Por otra, los bancos reducirán su riesgo y así nos la podrán dar más barata, lo que sin duda se traducirá en un mejor precio para el comprador.

Además, al dedicar los bancos menos recursos a nuestro negocio, podrán dedicarlos a otras actividades.

Por otra parte, las empresas gestoras-constructoras, tendrán que empezar a fijarse otra vez en los métodos constructivos y los técnicos tendrán que volver a ser técnicos y no financieros. Seguro que eso tiene también repercusiones en la calidad de los trabajos ejecutados.

También tendrán la obligación de entregarnos los documentos de pago antes, y si alguna tiene la intención, con buena o mala fe, de presentar suspensión de pagos, como el periodo es más corto, engancharán a menos gente a su ruina, con lo que la debacle será siempre menor.

Incluso, al ver que no es tan difícil cobrar, habrá mucha gente que se animará a montar un negocio por su parte, con lo que aumentará el autoempleo y también la competencia, lo que habitualmente lleva a un precio más ajustado.

En resumidas cuentas, sólo ventajas para una situación de crisis.

No crea Vd. que escribo esto con la fe en que llegue a ninguna parte. Para serle sincero, no creo ni que haya alguien que lo lea, mucho menos que conteste y, por supuesto, que la idea de que una mínima parte de todo esto llegue a materializarse está a años y años luz de la realidad, pero creo que es necesario que por lo menos, igual que un escrito metido en una botella que cae en el mar, quede manifestado por escrito como expresión de las circunstancias que atravesamos, no sólo en mi nombre, sino en el de muchos de los que atravesamos malos tiempos.

Dios guarde a Vd. muchos años.

Después de leer la carta que ha escrito Miguel - ¡Gracias de nuevo! - me vino a la cabeza la canción de "Pay me my money down", que interpretada por Bruce Springsteen, acompaña este post... Y es que el estribillo de la canción dice:

Pay me, you owe me
Pay me my money down
Pay me or go to jail
Pay me my money down

Tommy, Can You Hear Me?

En nuestra empresa estamos de cumpleaños…la deuda de más de ¡¡¡ 35.000 !!! euros que el Ayuntamiento de Parla mantiene con nosotros, cumple un año desde su vencimiento y, mientras, el entonces alcalde y hoy, jefe del PSOE madrileño, Tomás Gómez presume, y es presentado por sus compañeros de partido, de ejemplo de excelente gestión.

El amigo Tomás y sus sucesores, estoy seguro, duermen más de ocho horas y a pierna suelta mientras las empresas como la mía nos tenemos que “apretar el cinturón”…De hecho, sólo se esfuerzan y “recortan” sus horas de descanso, durante las campañas electorales con el único objetivo de seguir en el poder y administrar nuestros impuestos en su beneficio y no pagar a los proveedores.

Además, este tipo es un mentiroso. Como prueba, vean un extracto de la entrevista concedida a EL PAIS, el 29 de Mayo de 2007, después de haber sido reelegido Alcalde de Parla:

P. Tras la derrota de Simancas, ¿puede ser usted el próximo secretario regional del PSM?

R. Ahora toca enfriar los ánimos. El PSOE no ha tenido un buen resultado y toca analizar y ver las causas. Pero lo que debe quedar claro es que yo tengo mi compromiso con esta ciudad. He sido elegido para cuatro años y los ciudadanos saben que yo cumplo lo que prometo. Y eso incluye cumplir con todos los objetivos que hemos pactado con la ciudadanía.

P. Es decir, que no abandonará la alcaldía en los próximos cuatro años.

R. Desde luego que no la abandonaré. Estaré como alcalde de Parla todo el mandato.

En Octubre de 2008, abandonaba la alcaldía para dedicarse a intentar alcanzar - ¡esperemos que no! - la Presidencia de la Comunidad de Madrid en las próximas elecciones…Desgraciadamente, entre las cosas que dejó olvidadas fue una factura pendiente de pago a nuestra empresa.

Por supuesto, el número de ayuntamientos que nos deben dinero es muy alto, pero, lo de Parla es más duro porque, encima, presumen de “buena gestión”.

Al igual que The Who le cantaban a Tommy, en su célebre ópera-rock, yo (y muchos otros) le preguntamos a Tomás Gómez si puede oírnos, pero, al igual que Tommy, a veces, parece que esté sordo y ciego, como se quedaba el protagonista de la rockera historia...La pena que nos queda es que Tommy, también, se quedaba mudo y Tomás Gómez, lamentablemente para el mundo, habla...y mucho.