He estado, hoy, en una presentación de la situación de los mercados financieros, invitado por unos de los grandes bancos mundiales. Al ser para un grupo reducido de personas, hemos podido hacer preguntas y ha habido un coloquio muy interesante.
Me gustaría destacar un par de conclusiones que he sacado. La primera, ya obvia para mucha gente, es que la crisis financiera y crediticia originada en USA se ha trasladado a la economía real. El proceso por el que una hipoteca concedida en Oklahoma en unas condiciones de alto riesgo (bien por el cliente o por la propiedad a hipotecar) ha llegado a afectar a las decisiones de inversión de un empresario español es largo, pero comprensible y, en algunos días, escribiré un “post” sobre ello.
Pero, hoy, me gustaría destacar una segunda consecuencia de la situación creada. Las previsiones económicas fundamentales, es decir, crecimiento e inflación, se han modificado. Por ejemplo, para 2008, en Estados Unidos se espera un crecimiento del 1,8% mientras que en España no superará el 2,2%. Por el lado de la inflación, los datos son igual de poco halagüeños.
A la pregunta de si estas estimaciones, propias del banco en que me encontraba, serían distintas si me iba a otro, la respuesta fue que todos los analistas de bancos manejan cifras similares. Hasta aquí todo lógico, tenemos peores cartas, ganaremos menos bazas...
Y entonces, por qué los gobernantes y los que aspiran a gobernar nos presentan unas cifras mucho más optimistas. Y aún más, proponen medidas que no ayudan a mejorar la situación.
Yo veo, al menos, cuatro razones (espero que la cuarta no sea nuestro caso) en esta “mentira piadosa” de nuestros políticos:
- La del economista: Se dice que los economistas son esos profesionales que mañana te explican con todo detalle por qué hoy no ha pasado lo que ayer dijeron que iba a suceder. Cómo son previsiones, pueden “cocinar” los números para que les salgan otros resultados y ya explicarán por qué no se cumplieron
- La del directivo: Como directivo de esta gran empresa que es España, fijan unos objetivos ambiciosos para que todos los “agentes económicos” ayuden a conseguirlos.
- La del político: Si apuntan “números” peores para el futuro, el consumo bajará, las empresas reducirán su producción y, por tanto, su plantilla, el paro crecerá y la recesión habrá llegado
- La del ignorante: Si el tiempo que recomendó Jordi Sevilla a Zapatero, cuando le dijo “lo que necesitas saber de economía...son dos tardes”, es el que el Presidente ha dedicado, entonces el problema es de otra índole porque no sabría de qué habla cuando nos da otras previsiones.
Como veis, se ven nubarrones (bajo crecimiento y alta inflación), pero, también, hay claros en el cielo (superávit publico, poca deuda del Estado y bajos tipos de interés). Así, estoy seguro, que, en pocos meses, el sol saldrá con fuerza
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