Seguridad vs. Libertad
Ayer me hablaba un íntimo amigo sobre su situación profesional después de seis años como directivo en una de las primeras empresas de su sector, siendo un hombre inteligente y trabajador, excelente profesional y mejor persona, compañero de universidad del consejero delegado, “sacado” de otro puesto de trabajo por el máximo accionista de la compañía,...¿A qué parece una situación ideal?.
Pues su “historia” era que estaba harto de su trabajo, de su jefe, ... Mientras hablaba con él, pensaba en su situación y me decía que no es nada rara, es casi normal (yo mismo la he sufrido) y qué es lo que podía hacer.
Mi primer consejo y, al mismo tiempo, casi último, es que, si las posibilidades económicas y profesionales se lo permiten, hay que “salir” de la situación y, por tanto, de la empresa. Además, en el momento que uno toma la decisión, el problema se ha terminado...Si queréis, empieza otro, que es buscar un nuevo trabajo, pero la mala situación profesional, que es mucho más angustiosa, se termina en el mismo instante que uno decide que su etapa en ese “equipo” ha terminado.
Pero esto no es hoy el objeto de mis reflexiones porque, creo, que aún más importante, es conseguir no llegar nunca a esa situación de hastío, cabreo, desesperación, etc. Cómo algunas enfermedades, lo importante es detectarlas en su primera fase y, para ello, observar los síntomas y, si son suficientemente claros, “emigrar” a sitios con ambientes más saludables.
A continuación, os doy una relación de síntomas que, a partir de cierto nivel de responsabilidad, nos tienen que hacer pensar en “cambios de aires”:
Ø Ciclos de más de cuatro-cinco años en el mismo puesto dentro de la misma empresa son muy raros, salvo que uno sea accionista o máximo ejecutivo.
Ø Subidas salariales mínimas (IPC o similar) durante más de dos años indican poca confianza
Ø “Congelación” de bonus es un síntoma, también, muy negativo
Ø Si nuestro jefe se va o se jubila, nos “fichan” alguien de fuera de la empresa en su lugar y no nos ofrecen nada distinto a lo que hacemos, pensemos que es momento de “levar anclas”
Ø Si a nuestro jefe le ponen un “nuevo” jefe con perfil controlador indica que no se fían mucho de él y, consiguientemente tampoco, de nosotros.
Ø Si nos enteramos de algún proyecto importante en los “pasillos”, por un cliente, por un compañero, etc. sin que nadie nos haya informado directamente, pensemos en la “retirada”.
Ø Si nuestro jefe se “reserva” temporalmente algún cliente, algún proyecto, etc. y nunca llega el momento de “cedérnoslo”... es que no hemos cumplido sus expectativas
Ø Cuando los “jefes” empiezan a evitarnos, a hablarnos sólo de trivialidades, a no convocarnos a reuniones,... entonces ya es momento de negociar una salida digna... e “indemnizada”
Probablemente, vosotros penséis en algunos más por vuestra experiencia vivida o escuchada a algún amigo. De todas maneras, hay que ver el lado positivo de cada situación y controlar nuestra ira hacia el “sistema”. Los cambios de trabajo son sanos para las personas y para las empresas, se despiertan ilusiones, aparecen nuevas ideas que crean valor, somos más creativos y dinámicos. Hemos cambiado, en el ámbito profesional, seguridad por libertad y la libertad es el bien más preciado del ser humano... ¿o no?
7 comentarios
Vida Sana -
Àlex Vallès -
Un saludo
erg morito -
Ahora me quedan muchas dudas sobre como negociar una salida indemnizada cuando te estás pirando a otro lado. Os agradecerías vuestros consejos.
Marta -
Dioni Nespral -
Otro dia te prometo dar mi opinión real. Para resumirlo es que hay una historia detras de cada persona y es lo que nos falla a los humanos, ser personas.
José Antonio -
... nunca me he arrepentido.
j.a.
P.D. Muy buena la letra y la música que has escogido como complemento al post.
César Calderón -
Gran post!!!!