El último presidente que veraneó en su casa
Durante el largo “puente” del primero de Mayo, hemos recibido la mala noticia de la muerte de Leopoldo Calvo Sotelo. Como colega de “caminos”, me gustaría dedicar unas líneas a este ingeniero que, al menos hasta hace poco tiempo, seguía teniendo el mejor expediente académico de la historia de la Escuela.
Es de los pocos políticos que supo retirarse y no “dar guerra” ni a gobernantes ni al Partido popular, del que era simpatizante. Sólo sus memorias y algún artículo en la prensa escrita hicieron que se hablara sobre él durante unos pocos días. Monárquico, liberal y gran defensor de la “transición”, creo que su única gran preocupación (como la de muchos de los grandes personajes de esa época) es la deriva radical de los nacionalismos que ha propiciado el actual Presidente del Gobierno que, seguro, no será recordado cuando muera (no, no es inmortal, aunque algunos lo crean y esperen) con el mismo cariño y respeto con que lo es, en estos días, Leopoldo Cavo Sotelo.
Otro aspecto que me viene a la cabeza, es que, Calvo Sotelo, fue el último presidente de gobierno que veraneó por su cuenta y en su casa, en Ribadeo. A partir de Felipe, todos lo han hecho, a cuenta nuestra, en “doñanas, oropesas y maretas” y, últimamente, Zapatero, incluso, “pintándose” canchas de baloncesto y con lanchas de la Guardia Civil vigilando las inmersiones de la “primera dama” como ejemplo de austeridad y socialismo.
En mi opinión, decimos adiós a un buen hombre, gran ingeniero y político honesto que, seguro, que ya está en el Cielo.
La otra noticia del “puente”, alegre para unos y triste para otros, ha sido que el Madrid ha ganado la Liga. No por esperada, deja de alegrarnos a muchos la victoria de nuestros “colores”. A pesar de ello, el equipo necesita algunos refuerzos para dominar en Europa con la misma claridad que en España...aunque ya habrá tiempo de definirnos sobre altas y bajas.
Una de las mejores sensaciones, en días como hoy, para un madridista como yo, es que me siento el "centro de gravedad" en el lugar de trabajo, rodeado de "pequeños satétites", sobre todo colchoneros y culés, que me felicitan con la boca muy pequeña...mientras recorro las diferentes dependencias con una sonrisa complaciente. Ya sé que, muchos pensaréis, que debería estar acostumbrado (ya van 31 ligas), pero no lo puedo evitar....
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