Regalos y felicitaciones

He estado dos días en Santa Cruz de Tenerife por motivos profesionales. No os voy a contar de mis “quehaceres” allí, pero, como otras veces, os informo del aspecto gastronómico... Recomendables tanto Los Cuatro Postes (dónde comí un pámpano a la plancha exquisito) como El Azafrán (una cocina más moderna y elaborada, pero, igualmente, de calidad). Precisamente, en este último sitio, cené con mis amigos Quique y José Robayna, compañeros del Colegio Mayor Mendel e “intermediarios” reconocidos. Entre todas las cosas que hablamos, me relataron una anécdota muy divertida y que, con su permiso, reproduzco.

Me decía José, que el próximo sábado, celebrará su cincuenta cumpleaños -¡felicidades!- y organiza una fiesta para más de un centenar de personas. Aparte de invitarme a asistir (lo siento, no podré ir... está muy lejos), me dijo, que en esta ocasión, va a colocar una “urna” a la entrada de la casa, donde se depositarán los regalos que le hagan, pero, ya a avisado a sus invitados, que sólo admitirá cheques de El Corte Inglés o, en su defecto, dinero en efectivo. La razón es que, el año pasado, alguno de sus colegas más entrañables, le regalaron  cosas como un libro titulado Las 100 mejores recetas para microondas o Todos los números uno desde 1950. Ante esto ultimo, comenté que tampoco estaría tan mal esa colección de CDs... Sí, me dijo, si no fuera porque consistía en un libro que contenía, simplemente, la lista esos éxitos musicales... sin ningún CD ni cassette ni nada parecido.

Ante hechos como los descritos, me dijo, no quiero que ningún “nota” (palabra legendaria para denominar a los seres humanos por parte de “los Robayna”), me obsequie con semejantes gilipolleces.

Lunes y martes próximos estaré en La Coruña, donde, además de trabajar, también aprovecharé para cenar con otros “intermediarios”. Ya os contaré...

Finalmente, hoy me gustaría felicitar sinceramente a Cristina Garmendia, por su nombramiento como Ministra de Ciencia e Innovación. Compañera de promoción de “master” del IESE y una buena amiga. Mucha suerte para Cristina, que se lo va a “currar”, pero, a pesar de ello, la va a necesitar