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EL INTERMEDIARIO

Yo tampoco soy nacionalista

Escucho y leo las constantes agresiones de los nacionalistas (unos pocos) contra los que no lo somos (muchos, muchísimos). Los portavoces del Gobierno Vasco pidiendo responsabilidades sobre las torturas que un asesino de ETA se inventa, un ex-terrorista de Terra Lliure acusando a Fraga de tener las manos manchadas de sangre y, así, todos lo días.

Con el ánimo de no “excitar” más los ánimos y viendo que el problema es más de los políticos que de los ciudadanos, lanzo una propuesta dividida en dos etapas que, pienso, nos permitiría mejorar nuestra situación:

1ª Un acuerdo entre PP y PSOE para la próxima legislatura de que no gobernarán con el apoyo de ningún partido nacionalista. Es decir, que gobernará el partido de entre los dos que más escaños obtenga. Además se comprometen a no aprobar ninguna ley que afecte a asuntos autonómicos (estatutos, transferencias, presupuestos, etc.) sin que exista consenso entre ellos dos.

2ª Durante la próxima legislatura, se modificará la Ley Electoral de forma que la presencia de nacionalistas en el Congreso de los Diputados sea mínima por lo que, a partir de las elecciones del 2012, estos partidos radicales no tengan ninguna relevancia en el Parlamento nacional, ya que tienen sus propios parlamentos regionales donde “bramar” contra España. En el caso de que, por aquello de la “aritmética electoral”, esos pocos parlamentarios nacionalistas fueran decisivos en alguna votación, se volvería a aplicar la primera parte de la propuesta.

Ya me imagino que pensáis que estoy pidiendo algo utópico, pero creo que propuestas como ésta reflejan más el sentimiento general que otras que escuchamos a nuestros políticos.

Ante el ejercicio de cinismo que hace Zapatero en El Mundo, no puedo dejar de comentar que tenemos un presidente mentiroso (reconoce que siguió habando con ETA después del atentado de Barajas), ególatra (dice que creceremos, se supone que gracias a él, más del 3% en 2008, cuando ni la más optimista de las previsiones externas al PSOE habla de más del 2,2%), manipulador (no le parece bien que se multe a los comerciantes catalanes por no rotular en catalán, pero como la ley sustenta las decisiones de la Generalidad, lo defiende, pero, en cambio, la ley que obliga a colocar la bandera nacional en edificios públicos no la considera una obligación) y “vendido” a los nacionalistas (exige al periodista que le entrevista, sentencias donde se diga que se ha vulnerado el derecho de algún ciudadano a que sus hijos sean escolarizados en castellano (que, dicho sea de paso, las hay), pero, por otro lado, no es capaz de citar un solo centro de enseñanza donde eso sea posible en Cataluña).

A la vista de lo que este embustero (por mucho menos, Nixon tuvo que dejar su cargo en USA) y “amigo” de nacionalistas extremistas nos cuenta cada día, la posibilidad de que una propuesta como la anterior triunfe es muy escasa..., pero, hay que intentarlo. Esperemos que los malos presagios de huracanes e inundaciones que John Fogerty y sus ”Creedence” predicen en su canción “Bad Moon Rising”,  y muchos de nosotros vemos en haber cedido poder a los nacionalistas, no se cumplan…

2 comentarios

Luis -

El problema para mí no es de representatividad, sino de como la utilizan esos diputados.
Un ejemplo: Hoy mismo, dice el Sr. Mas, en referencia a un posible resultado ajustado de las elecciones de Marzo: "Si tenemos la sartén por el mango, nuestro nivel de exigencia será mayor". Así que el nivel de inversión pública en, pongamos por ejemplo, Asturias dependería de un partido que obtendrá, como mucho, 850,000 votos.
Esto no es justo con nacionalismo o sin él, y creo que hay que evitarlo.
Por lo demás, agradezco el comentario y respeto la opinión

Xan -

Estimado señor:

Yo sí soy nacionalista, y le agradecería que intentase llevar a cabo las actuaciones derivadas de su ideario político sin limitar mi derecho a ser representado en las Cortes. Como usted sabrá, el actual sistema electoral introduce un refuerzo de los partidos más votados, y minimiza la cantidad de escaños de los que obtienen menos votos, ya sea por presentarse únicamente en algunas circunscripciones (ejemplo típico de partidos nacionalistas) ya por, aún presentandose en todo el Estado, no alcanzar un número suficiente de sufragios en muchas de las provincias (por ejemplo IU).
De este modo, si lo que queremos es ser ecuanimes en cuanto al número de diputados y senadores, la reforma de la ley electoral debería ir en el sentido contrario al planteado por usted.

En cuanto a las alianzas entre PP y PSOE, no tengo nada que argumentar, están en su perfecto derecho de llegar a los acuerdos que estimen oportuno, pero por favor, no intenten amordazar a la gente que ha escogido una opción política diferente a la suya.