A vueltas con la televisión
Ya escribí hace un tiempo sobre las pérdidas millonarias de las televisiones públicas en España. Hoy, sintiéndolo mucho, pues no olvidemos que este “malgastado” dinero sale de nuestros impuestos, tengo que volver sobre el asunto.
Y es que en un estudio elaborado por la empresa de consultoría Deloitte nos dice que, en 2006, la televisión pública estatal y autonómica perdió 997 millones de euros, además de “comerse” otros 1.000 millones de euros más ,correspondientes a subvenciones incluidas en los Presupuestos de la Administración Central o Autonómica a la que pertenecen.
Y es que el coste anual por ciudadano de TVE es de 54 euros mientras que para las televisiones autonómicas es de 87 euros. Para Deloitte, estos costes sólo se pueden explicar con un modelo de televisión pública que responde a una estructura casi federal del Estado. Cómo es lógico esperar, especialmente gravosas para el bolsillo son las autonómicas que operan en lenguas cooficiales.
Mientras tanto, y esto demuestra que el negocio es posible, las cadenas privadas, durante el mismo periodo, obtuvieron un beneficio de 564 millones de euros. Las razones de este contraste no pueden achacarse a los profesionales que trabajan en las diferentes “casas” ya que está demostrado los grandes profesionales de la televisión con que cuentan tanto las públicas como las privadas.
En mi opinión, hay dos razones principales que producen estas pérdidas brutales. La primera, común a todas ellas, es la utilización política por parte de los gobiernos de turno de dos maneras: Una para darse publicidad, resaltar sus éxitos y esconder sus fallos y, otra, “colocando” a un montón de amigos suyos en puestos directivos con altos sueldos y baja capacitación.
La segunda razón, que vale para todas menos TVE, es que la televisión es un negocio que sólo funciona si el número de consumidores alcanza un “tamaño mínimo eficiente”, ya que la inversión necesaria es bastante costosa. Por ejemplo, TVE tiene dos cadenas “en abierto” para más de cuarenta millones de personas, las mismas que Cataluña que tiene sólo siete millones de habitantes. Pero, inasequible al desaliento, a pesar de las pérdidas, Montilla promete ¡7! canales en TDT. Esto es "dinero para nada" salvo para beneficio de él mismo y sus "colegas".
La conclusión es que es difícil que los políticos arreglen un problema que ellos mismos han creado. Sólo en la Comunidad de Madrid se atisba alguna posibilidad cuando proponen la privatización de la gestión de Telemadrid. Por cierto, hoy celebramos, en esta Comunidad, la bajada del 1% del Impuesto sobre el Patrimonio (a desaparecer en 2010) y otro 1% en el IRPF. ¡Estas sí son buenas noticias!
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